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¿Vas a invertir? Décalogo de errores a evitar

12/04/2023

Por: Borja Durán, autor de El arte de invertir

El proceso de gestión de inversiones está plagado de obstáculos que pueden mermar drásticamente la rentabilidad que podemos obtener a largo plazo en las carteras. Basándonos en la investigación académica, la evidencia empírica, los avances de una rama financiera conocida como behavioral finance (finanzas del comportamiento emocional) y la experiencia, Borja he recopilado una lista de los errores más habituales que cometen los inversores. Conocerlos de antemano te puede ayudar a mejorar el resultado de tus inversiones:

1. No definir una política de inversión. La política de inversión aporta la coherencia entre los objetivos personales, los mercados financieros y la cartera. De este proceso emana la distribución que se lleva a cabo del patrimonio en las distintas categorías de activos (mercados monetarios, rentas fija y variable, inversión alternativa, inmobiliario, bienes tangibles, etc.) y zonas geográficas. La política de inversión, aunque no garantiza el éxito, te proporciona la disciplina necesaria y te ayuda a evitar las decisiones inapropiadas y los errores que en muchas ocasiones están promovidos por nuestros propios sesgos cognitivos y emociones. Su ausencia es comparable a realizar un viaje sin destino o sin un mapa que nos guíe.

2. Dar más importancia a la rentabilidad que a los riesgos. En muchos casos fijarse principalmente en la rentabilidad distrae enormemente de los riesgos a la hora de tomar decisiones. Si te dejas llevar por rentabilidades atractivas, no realizas un riguroso análisis de los riesgos potenciales que entrañan las inversiones. El conocimiento de las alternativas de inversión y la gestión de los riesgos son más importantes que la rentabilidad esperada.

3. No diversificar las carteras. No todo el riesgo en las carteras está remunerado por el mercado. Las inversiones solo son compensadas por asumir riesgo sistemático no diversificable, esto es, el riesgo que queda después de diversificar una cartera.

4. Intentar adelantarse al mercado (exceso de decisiones tácticas). Todos sabemos cómo ganar dinero: comprar antes de que suban los mercados y vender antes de que bajen. Los inversores particulares (y los profesionales) son incapaces de anticipar correctamente el mercado de manera persistente. Este proceso de anticipación es una de las mayores fuentes de riesgo de una cartera. En la medida en la que los mercados tienden a subir a largo plazo, resulta más recomendable seguir una estrategia de comprar y mantener que de querer acertar día tras día cuál será el próximo movimiento a corto plazo.

5. Dejarte llevar por modas. Dejarte llevar por las modas puede poner en peligro tu plan a largo plazo, pues te distraen de tus objetivos al hacer que compres activos a precios altos y que los acabes vendiendo a precios bajos. La mejor manera de evitar estas situaciones es tener bien definida tu política de inversión, que hará el papel de mástil al que mantenerte atado, al igual que hizo Ulises en La Odisea al regresar después de la guerra de Troya hacia el puerto de Ítaca.

6. Vender posiciones con plusvalías y mantener las que tienen minusvalías. Es habitual ver a inversores particulares mantener posiciones indeseadas en sus carteras, pero como están en pérdidas, las aguantan a la espera de que recuperen para venderlas entonces. Esto sucede porque vender una posición con pérdida les produce un agravio emocional, sea porque ofende su vanidad o porque uno acaba emocionalmente vinculado a una posición en particular. Al mantener una posición con pérdidas, perdemos el coste de oportunidad de invertir en otra que vaya mejor en términos comparativos.

7. Ignorar los costes. Sin duda los costes son el mayor drenaje de la rentabilidad de la cartera. Hay dos problemas: suelen ser injustificadamente altos y muchos no se ven a primera vista (como en el caso de los productos garantizados). Una cartera prudentemente diversificada puede ofrecer a largo plazo rentabilidades reales, después del impacto de la inflación. Ten en cuenta que, además de las comisiones explícitas de gestión, están los costes de custodia, las comisiones de los brokers o intermediarios financieros, los costes de los productos financieros que subyacen a los productos estructurados o garantizados y los dividendos no percibidos.

8. Creerte muy listo. El mercado es un juego de suma cero. No basta con ser listo; hay que estar mejor informado y saber actuar rápidamente en función de dicha información.

9. Preocuparte mucho. Una vez que hayas estructurado tu cartera de inversión de acuerdo con tus objetivos y restricciones, no debes preocuparte en exceso con las subidas y bajadas semanales o mensuales porque esas variaciones no son más que ruido que no te deja oír lo importante. Las oscilaciones a corto plazo son normales; han ocurrido en el pasado y seguirán ocurriendo en el futuro. No hay nada que podamos hacer para evitarlas; debes aprender a vivir con ellas para tener éxito en tus inversiones.

10. No dejarte asesorar. La salud y el dinero son factores que nos preocupan mucho en nuestra vida. No dudamos en ir al médico ante cualquier malestar, pero nos cuesta un gran esfuerzo buscar asesoramiento para cuidar la integridad de nuestro patrimonio. De manera general, rechazamos la ayuda de profesionales que nos ayuden cuando menos a evitar cometer errores como los que he detallado.
Caer en errores como los mencionados pueden fácilmente suponerte una merma del 1 al 3 % de rentabilidad anual, prácticamente toda la rentabilidad real que puedes esperar generar a largo plazo después de tener en cuenta los efectos de la inflación. Así, antes de invertir deberías repasar cuidadosamente esta lista.

SOBRE EL LIBRO

El arte de invertir abre las puertas de la inversión a todos. Gracias a sus contenidos y a los ejemplos prácticos y cotidianos, libres de complejas explicaciones, serás capaz de iniciarte con éxito en el mundo de la inversión financiera de manera sencilla y estructurada para alcanzar tus objetivos.




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