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Acepto Rechazo

Elementos clave para que tus empleados se sientan parte de un proyecto
Por: Cristina Castillo Porcel, coach, experta en comunicación no verbal e inteligencia emocional
04/12/2018

Muchos de nosotros deseamos equipos cohesionados, motivados, implicados en un fin común llamado que-todo-funcione-bien (aunque yo no esté) y dispuestos a tratar el negocio en el que trabajan como si fuese el suyo propio.

Y cuando digo “deseamos” es porque actualmente, y en muchos casos, no es una realidad. Es un deseo. La realidad nos habla muchas veces de equipos automatizados, obedientes (a veces), sin espíritu de crítica y sin ganas aparentes de aportar nada. Son equipos de fugaz subidón y de fácil vuelta a la rutina de la desgana, del “esto es lo que hay” y de hacer que los minutos pasen rápido para irme a mi casa, o empezar mi vida, que es la que viene justo cuando salgo de trabajar.

Dirigir equipos puede ser tarea fácil. No lo es tanto implicar, motivar y hacerles sentir parte de algo común a todos.

Pero ¿qué nos lo impide? Existen varios aliados del lado oscuro que nos impiden ver cumplido nuestro aparente deseo de un equipo cohesionado. Y digo aparente porque, en el fondo, hay maneras habituales de hacer que no queremos dejar de lado.

-Querer obtener resultados a corto plazo. Preferimos “asegurarnos” el resultado y ver cómo éste llega en un período (cuando más corto mejor) de tiempo. Para ello, les damos las pautas, les decimos lo que hay que hacer y utilizamos a los demás como ejecutores de nuestra hoja de ruta trazada de antemano y, en la mayoría de las ocasiones, de manera unilateral.

-No querer perder el control. Confiar en los demás significa que las cosas puede que no salgan tal y como nosotros queremos. El miedo a que las cosas sean distintas y a no obtener exactamente el resultado deseado, no otorga una necesidad de control y anula la posibilidad de confianza en los demás.

-Miedo a dejar de sentirse útil. Muchas personas que dirigen equipos encuentran su principal razón de ser en eso: en dirigir. Y es cuando delegan, cuando dejan que sean otros los que aporten posibles soluciones o tomen decisiones determinadas, se sienten que ya no aportan nada y que su papel deja de tener sentido.

Podría estar nombrando algunas más. Seguro, y espero, que mientras leías estas líneas se te ocurriese alguna otra. Lo importante no está en cuáles son esos motivos que nos apartan de tener equipos unidos, si no en cómo podemos hacer para que, en el momento que decidamos, las cosas sean de manera distinta.

Los tres conceptos que diferencian a una empresa del resto:

Los 3 conceptos que diferencian a una empresa del resto

¿Cómo?

1. Elige. Es importante tomar conciencia de que las acciones que llevamos a cabo son fruto de nuestra capacidad de elegir. En este caso, puedes optar por seguir con los comportamientos anteriores (y añadir algunos más) y obtener el mismo resultado: equipos obedientes, instrumentalizados, poco motivados e implicados o, por el contrario, construir desde otro lugar, llamado: haz que se sientan útiles.

2. Haz que se sientan útiles. No hay nada peor para alguien que sentir que lo que hace no tiene sentido. Y es justamente la sensación de sentir que aportamos algo de valor, lo que nos hace querer dar más, de sentir que valemos, que lo que hacemos le sirve a otro. Para ello, descubre sus valores, recuérdaselos y pregúntales cómo podrían llevarlos a la práctica.

3. Pregunta. Llévalos a la duda, al pensamiento crítico y a la aportación de soluciones. Las respuestas dadas convierten a las personas en obedientes y las personas obedientes, responden, pero sin implicación alguna. Inclúyelos, tenlos en cuenta y acompáñalos desde la sombra. La luz es para ellos y, cuando la tengan, es cuando llegará la tuya. Ya lo sabes… “Los líderes, comen al final”.

4. Delega. Cuando uno se siente responsable, es cuando uno siente que lo que aporta es fruto de sus decisiones. Delega lo proporcional a cada uno. Respetando su tiempo en el equipo, su experiencia dentro del mismo y, sobre todo, respetando la necesidad que subyace dentro de nosotros de dar. Déjalos que den y así, es cuando te darás a ti mismo el placer de ver un equipo que quiere sumar y que lo hace porque descubrió que lo que tiene vale. Mucho.

Dentro de cada uno de nosotros hay una fuerza que nos empuja a ofrecer nuestro mejor swing. Tu papel, si quieres equipos implicados, es el de conseguir que cada uno encuentre el suyo. Si optas, por lo contrario, no tienes que hacer otra cosa que seguir diciendo a cada uno lo que tiene que hacer.






Sobre el libro

Con Vendedores de emociones, Cristina Castillo tiene como objetivo recordarte que, si quieres un cambio y vivir tu profesión de otra manera, deberás tomar conciencia de lo importante que eres para ti y para tu empresa, y ponerte a entrenar para que, si lo deseas, ese cambio se produzca.




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